Hoy tengo el grandísimo honor de entrevistar en mi blog a la famosa oradora Mabel Katz, empresaria residente en Los Angeles, a la que hace poco tuve el placer de conocer ya que nos honró con su visita el pasado mes de Febrero.
Lo que pude percibir de ella en esencia es PAZ.
Mabel viaja por el mundo enseñando el arte del Ho’oponopono, un antiguo método Hawaiano de sanación, puesto al día para el mundo de hoy, y que nos enseña a dejar pasar los bloqueos y problemas que causan desequilibrio en nosotros mismos.
Durante doce años estudió intensivamente con el maestro, Dr. Ihaleakalá Hew Len. Mabel es ahora considerada una autoridad principal en el arte de Ho’oponopono.
Para escuchar la entrevista en audio pincha aquí
Hola Mabel, cuéntanos un poco sobre ti y si siempre fuiste una mujer emprendedora.
Hola Ana. Sí siempre fui una mujer emprendedora. Desde que tenía 5 o 6 años iba de vacaciones con mis padres en Argentina y yo me ponía a vender revistas mexicanas. Siempre me gustó el dinero, nunca vi nada malo en tener dinero, poder darme los gustos y vivir bien. Busqué el dinero desde joven.
A los 18 años tuve la oportunidad de empezar a trabajar porque me ofrecieron un trabajo de contable. Me di cuenta de que tenía un talento para esto, que lo podía hacer bien y me gustaba, así que decido hacerme contadora en Argentina. Primero me licencié en administración de empresas y luego seguí de contadora.
En el año 1983 emigré a Los Angeles (USA) y allí seguí con mi carrera, especializándome en impuestos. Además como contadora siempre hacía dinero, ya que los contadores ganan dinero incluso en los tiempos de crisis. Yo pensaba que lo único que existía era aquello que podía tocar o ver.
Cuando me despierto al Ho’oponopono, me doy cuenta de que existe todo un universo esperando a que le demos permiso para apoyarnos, ayudarnos y atraer lo que queremos a nosotros.
Cuéntame como surge la oradora Mabel Katz
Fue un cambio de vida de 180 grados. Va surgiendo porque en mi propia búsqueda, cada vez que yo recibía un seminario y me ayudaba, quería compartirlo con todos.
Entonces me ponía a organizar eventos para ese maestro, y me transformé profesionalmente en organizadora de eventos a nivel profesional para una organización muy importante de Los Angeles que no tenía nada que ver con el desarrollo personal, era educación bilingüe para escuelas.
Son cosas que surgen por talentos naturales, no fuimos a la escuela, no tenemos el título en la pared, pero nos damos cuenta que somos naturales y que lo podemos hacer. Poco después me voy metiendo en Ho’oponopono.
Invito a mi maestro el Dr. Ihaleakalá Hew Len a los Angeles y empiezo a estar, viajar y enseñar con él hasta que mi maestro se retira y comienzo a enseñar sola. Entonces me abro a la comunidad latina que es bastante grande y da más que suficiente trabajo.
Uno propone y Dios dispone, por suerte, porque yo dejo que Dios disponga, me encanta cuando Dios dispone. Es lo mejor que nos puede pasar y nos pasa a todos pero cuando damos permiso. Entonces va surgiendo Mabel Katz la oradora poco a poco, trabajando en mí misma, dando permiso, ya que así las oportunidades venían a mi, yo no las buscaba.
No hice este camino con la intención de enseñar sino para mi propio crecimiento personal, así que ni se me había pasado por la cabeza. El ho’oponopono hizo que aprendiera a soltar, a dar permiso a Dios, al Universo y la verdad es que no me puedo quejar.
Si hubiese hecho las listas y dado órdenes, si hubiese dicho esto es lo correcto y perfecto para mí, hoy no hubiera tenido ni un cuarto de lo que tengo, porque tampoco se me hubiera ocurrido pedirlo.
Háblame de tu experiencia como empresaria
Me volví espiritual, pero no tonta. Me sigue gustando el dinero, no hay nada malo en el mismo, incluso Dios está en el dinero.
El dinero viene cuando hacemos lo que amamos. Si bien yo siempre fui una persona muy responsable y siempre me gustó trabajar, empecé a aplicar el Ho’oponopono en mi propio trabajo.
Representaba a mis clientes ante el gobierno en auditorías de impuestos y obtenía unos resultados que ni yo me los creía. Todo tenía que ver con lo que yo practicaba de Ho’oponopono. Creo en la responsabilidad de lo que obtenemos, no culpa pero sí responsabilidad. Porque sí somos responsables, tenemos pensamientos con los que atraemos todo lo que nos viene.
Lo que pasa es que no somos conscientes de todos nuestros pensamientos, sólo somos conscientes de 15 bits de información por segundo pero científicamente está comprobado que tenemos 11.000.000 de bits por segundo.
A pesar de que uno pueda pensar positivo y buscarle el lado positivo a las cosas, esos 11.000.000 de bits, que son repetición de memoria, creencias, opiniones y juicios, siempre están ahí tocando y controlando de manera inconsciente. Ho’oponopono, trabaja en todo eso, no tengo que saber ni entender, solamente soltar y dar permiso. A mí personalmente me encanta lo que veo.
¿Qué consejo les darías a las mujeres emprendedoras, empresarias, o las que quieren llegar a serlo?
Que confíen en ellas mismas, en que sí se puede. Que nosotras somos las que nos ponemos las propias limitaciones. Saber que no están solas, que siempre está la ayuda pero tenemos que pedirla. Si queremos hacerlo solas, también podemos pero es más difícil.
Yo les comparto lo que yo llamo El camino más fácil. Hago lo que amo, confío, cada vez que tengo miedo y dudas, digo gracias, lo suelto en vez de darle más poder y más control. Paro las historias que mi hemisferio izquierdo del cerebro me cuenta sobre que las cosas son difíciles, que hay una crisis, que hay una recesión. Le digo gracias y sigo adelante.
La diferencia entre las mujeres emprendedoras y empresarias que llegan y las que no llegan está en que las que llegan se atrevieron a sentir los miedos y lo hicieron igual, las que confiaron, las que sabían en su corazón que sí se podía y además estaban dispuestas a hacer lo que fuera necesario, trabajando más duro y más horas si hiciera falta.
Cuando hacemos lo que amamos y confiamos en nosotras mismas, entramos en una corriente que nos lleva y parece que tenemos suerte, que terminamos en el lugar correcto, en el momento perfecto, con la gente adecuada, pero tenemos que dar permiso.
Darle permiso no al intelecto, sino a Dios, al universo, al cosmos, como quieras llamarlo y al darle permiso los milagros empiezan a suceder. Así que hay que confiar y hay que dar ese paso adelante, que siempre la red estará ahí para agarrarnos.
¡A confiar mujeres! Gracias por la oportunidad Ana
Gracias a ti Mabel, ha sido un gran honor contar con tu entrevista en mi blog, espero que las lectoras sepan valorarla.
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